Desde noviembre, la Fundación Xesús Bal y Gay, en colaboración con la Asociación Plataforma Redomi, está desarrollando el proyecto «Sinfónico no rural», una iniciativa con la que se promueve la creación de una orquesta sinfónica juvenil en los municipios de Barreiros y A Pontenova, usando la música como vehículo para la transformación social. En principio la iniciativa también se había planteado para Trabada, pero no fructificó. Trabajan con niños y niñas de 7 a 12 años, que reciben clase y les facilitan instrumentos de forma totalmente gratuita, ya que la fundación asume todos los costes.

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El programa Sinfónico no rural está dirigido a la infancia y tiene como misión la integración social mediante la música, educando en valores. Para llevarlo a cabo, la Fundación Xesús Bal y Gay impulsó un programa de donación de instrumentos de cuerda (violín, viola, cello) de tamaños diversos, así como arcos, cuerdas, resinas u otros accesorios necesarios, encargándose de los gastos de envío o transporte desde su lugar de origen.

También cuenta con aportaciones de mecenazgo y contribuciones como la que va a hacer el Concello de Barreiros, que va a donar el dinero que se recaude en la Andaina y la Carreira de Reis de este domingo.

La alcaldesa de Barreiros, Ana Ermida, elogia rotundamente la iniciativa: «Sen dúbida pode ser moi proveitosa. Non solo pola idea ilusionante de poder ter unha orquestra sinfónica formada por nenos e nenas de Barreiros e da Pontenova, senón polo que significa a nivel social e cultural, porque os cativos se senten valorados e de forma gratuíta, porque ata lles ceden os instrumentos, teñen acceso a formación musical».

Este proyecto inclusivo convierte a los niños en protagonistas. Pero no se trata solo de estimular su aprendizaje musical, sino también de fomentar valores y la conciencia crítica: «Sinfónico no rural es un programa de educación musicosocial gratuito e inclusivo dirigido a la infancia, que tiene como misión la integración social mediante la música. Un proyecto idóneo para la capacitación y la educación en valores que no solo fomentará el gusto y acercamiento a la música clásica, sino que convertirá al arte en una herramienta de cambio privilegiado hacia comunidades más participativas y comprometidas. La música es un medio que puede unir poderosamente a las personas para crecer y superarse», explican desde la Fundación Xesús Bal y Gay, que se fundó en febrero del 2020, presidida por Enrique Rodríguez Baixeras, un melómano empeñado en democratizar la cultura, «con el objetivo de fomentar el desarrollo de la cultura en sus distintas formas de creación y expresión y en especial en la música como vehículo de cohesión social y de desarrollo conginitivo-emocional en una sociedad».

La fundación surgió como una prolongación del Festival Bal y Gay, que cada año logra que actúen en A Mariña instrumentistas de la élite musical mundial.