La desmesura del bum de la construcción colea en fincas y edificios de los que la Sareb, el conocido como banco malo, no logra desprenderse. Con un sector que vive a espasmos, sin una tendencia constante a remontar, el momento económico no es el más propicio para ello, pero también algunas de las operaciones de la Sareb desvelan hasta qué punto vive alejada de la realidad. En estos momentos hay una subasta judicial en marcha, de una finca de 5.312 metros cuadrados en San Pedro, Barreiros, ubicada al pie de la N-634. Con ella, el acreedor, la Sareb, reclama una deuda de un promotor que quebró: 6,2 millones de euros, siendo la tasación del solar y el valor estipulado de la subasta de 7,3 millones de euros. Hoy en día, la finca está convertida en un zarzal, en la que no se movió ni un kilo de hormigón.

«Daquela sería un prezo razonable e a tasación virá de alí», señala un promotor mariñano que prefiere mantenerse en el anonimato. Habla de los años del bum de la construcción, que en Barreiros alcanzó su momento culminante en 2005 y 2006, cuando el trasiego de fincas era constante, en una vorágine de especulación, cuando los pisos se compraban sobre plano y los solares se convertían en una mercancía más para traspasar.

«Para darche o crédito o banco pedía a taxación, que dependía moito das vivendas que se puideran facer. En Barreiros había vivendas vendidas por 240.000 euros, e se tiñas moitas no proxecto as contas saían. As taxacións as facían empresas especializadas, conforme a baremos oficiais: miraban os prezos de venta dos seis meses anteriores, e taxaban en función dos terreos e dos pisos que ías facer. Esta taxación, de 7,3 millóns de euros, tendo en conta que a finca tiña moita fachada á estrada, sería un prezo razoable coa hipótese do edificio terminado. Pero agora, plantexalo sequera: ¿en que mundo viven?», añade el constructor ribadense.

Para participar en la subasta, que concluye el día 24, es preciso hacer un depósito de 368.000 euros y no hay precio mínimo de salida.

Madrid es, con Galicia, la comunidad española de donde procede el mayor número de compradores de segunda vivienda en Galicia. Uno de ellos, que intentó adquirir un piso en San Ciprián (Cervo), cuando la empresa quebró, llegando finalmente a un acuerdo para hacerse con otro en Barreiros, vivió en primera persona la caída en picado del sector del ladrillo. Está satisfecho de cómo resolvió, con la permuta. De hecho, adquirió más pisos con una sustancial rebaja, y también familiares directos. «Esta finca costó cinco millones de euros y ahora hay conejos», dice, refiriéndose a otra operación frustrada en Barreiros, en este caso por la intervención de la Xunta anulando las normas urbanísticas y pleiteando contra las licencias que había dado el Concello, antes de que los bancos cerraran el grifo del crédito.