Crecer, pero con sentido

JOSÉ ALONSO
11/09/2016 04:00

La morriña, ese gen norteño incrustado en nuestro ADN, se asocia con una melanconía insana y un cierto victimismo. De ahí a desconfiar de los halagos hay un paso. Por eso cuando hace unas semanas Benito Iglesias, presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias, aseveraba: «El norte de Lugo es donde mejor se está vendiendo vivienda en Galicia», probablemente muchos lo pusieron en tela de juicio. Él lo atribuía al efecto llamada de As Catedrais (más de 300.000 personas habrán pasado este verano por la playa ribadense) y al precio de la vivienda, con las agresivas ofertas de entidades bancarias para desprenderse de su stock. Yo apunto un par de argumentos más: la autovía y el boca a boca de los visitantes.

Este verano esa tendencia se ha confirmado. La gente conoce A Mariña, le gusta y si puede regresa o se queda. El paradigma lo supone Foz, donde más se ha construido y más se ha vendido. Foz en verano se convierte en un hervidero de gente, en una localidad que a duras penas logra asimilar el volumen de habitantes (un ejemplo: en torno a una docena de policías municipales para 15.000 ó 20.000 personas).

A Mariña seguirá creciendo cada verano. Pero la frontera entre crecer y desbocarse es muy fina ?ahí están las playas de Barreiros como ejemplo?. Y de cómo crezca dependerá su futuro, que conservemos o acabemos con este paraíso que nos ha tocado en suerte.