Deportados de Cuba iniciaron el movimiento obrero en A Mariña a principios del siglo XX

Deportados de Cuba iniciaron el movimiento obrero en A Mariña a principios del siglo XX

La comarca fue pionera en Galicia en cuanto a industrializaciónLa imagen puede contener: cielo, océano, exterior, agua y naturaleza

MARTÍN FERNÁNDEZ

En contra de lo que algunos creen, A Mariña fue pionera en Galicia en cuanto a industrialización. El complejo industrial de Sargadelos ?destruido en 1798-, las minas de A Silvarosa (Viveiro), Sasdónigas (Mondoñedo) y Vilameá-Vilaodrid (A Pontenova); los astilleros de La Linera y A Espiñeira; o las primeras empresas forestales, hidroeléctricas, de automoción, del lino o salazón, fueron ejemplo de ello. A fines del XIX y principios del XX, con la industria llegaron también los movimientos sociales y de clase, el primer capitalismo, la banca y los problemas con las clases trabajadoras.

En Cuba ?país que acogía buena parte de la emigración mariñana- el sindicalismo libertario tenía gran influencia tras abolirse la esclavitud en 1886. Con el rápido desarrollo del país, propiciado por el azúcar, los sindicatos obreros fueron a más. Y en el primer tercio de siglo, durante la dictadura de Machado, fueron expulsados cientos de anarquistas por lo que la burguesía llamaba «sus ideas disolventes».

Los que eran de A Mariña retornaron a su tierra y eso posibilitó iniciar o consolidar el sindicalismo de clase en una comarca en la que ya funcionaba otro vinculado a la Iglesia. Eran nueve y con ellos comenzó lo que Núñez Seixas llamó «a interacción

Galicia-América na política local»: ayudaron a crear partidos de izquierda, laicos y republicanos; a fundar sindicatos y ligas agrarias; y a introducir nuevos hábitos y modos de articular la sociedad para participar en la vida pública. Todos ?según el historiador Eliseo Fernández- eran militantes sindicales, la mayoría anarquistas.

De Viveiro era Ramón Oroza Ruibal, panadero, expulsado en octubre de 1917, un año que José Pernas Martínez, de Ourol, y que Antonio Iglesias García, de Barreiros. Dos años después, fueron desterrados Eduardo Eijo Goás, de Santa Cruz de O Valadouro, que había sido prófugo en España en 1908, y David Díaz Rodríguez, de Lourenzá, que se instaló en A Coruña y dirigió Juventud Libertaria y La Voz del Obrero.

En los años 20, llegaron José Meitín Aguiar, de Xove, y Luis Barcia, de Ribadeo (o Trabada), figura del anarquismo en Cuba ?donde fundó El Nuevo Ideal- y Estados Unidos donde dirigió en 1891 El Despertar y colaboró con Martí, padre de la independencia cubana.

Y llegaron también dos deportados de Foz, Manuel Camba Costa, O Bernizador, promotor de fuerzas de izquierda en la villa, represaliado tras la Guerra y exiliado al Brasil; y José Antonio Vázquez Bouzas que, a su regreso, con un grupo de 42 anarquistas armados, el 7 de noviembre de 1924, atravesó la frontera franco-española, entre San Juan de Luz y Vera de Bidasoa, para intentar una asonada contra la Dictadura de Primo de Rivera. Fueron detenidos y encarcelados. A él le cayeron 6 años de prisión mayor por «no poder probarse que disparara…».

A Bellas Cao, de Vieiro, lo fusilaron los franquistas y a David Díaz, de Lourenzá, los revolucionarios

Los sindicalistas anarquistas ?como todos los demócratas y republicanos- sufrieron una dura represión en la posguerra española que fue de sanciones a la cárcel, el exilio o la muerte. Fue el caso de Jesús Bellas Cao, militante de CNT de Viveiro, comisionado en 1936 para realizar actos de propaganda y difusión del sindicato en Foz y San Cibrao. Era minero, natural de Vieiro, pertenecía al Sindicato Único de Oficios Varios y fue juzgado por rebelión militar, condenado a pena de muerte por los tribunales franquistas y ejecutado en Lugo el 17 de junio de 1937.

Ejecutado fue también, pero por un comité republicano, fue el retornado de Cuba, David Díaz Rodríguez, nacido en Lourenzá en 1896. De familia humilde, estudió en el Seminario de Mondoñedo y marchó a Cuba de donde lo expulsaron por anarquista en 1919. Regresó a España y en A Coruña dirigió periódicos como El Combate o La Voz del Obrero y fundó las Juventudes y la Biblioteca Libertaria. Fue procesado por delitos de imprenta y por apoyar las huelgas de los años 20. Desterrado a Pueblonuevo del Terrible (hoy Pueblonuevo-Peñarroya), editó allí el semanario Don Quijote en 1924, fundó un colegio, se casó y se afilió en 1930 al Partido Radical de Lerroux.

Desencantado por su alianza con la derecha, se pasó a la formación de Azaña en 1933. Tenía siete hijos y una mujer gravemente enferma. Fue nombrado depositario de fondos del ayuntamiento de Cañete de las Torres (Córdoba) y en julio de 1936 el Comité Revolucionario local lo detuvo con vagas acusaciones personales y políticas.

Fue asesinado en una cuneta con un tiro en la nuca. Su nieto, David Sánchez Díaz, recogió su historia en el libro Memorias desde el corazón.

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Alta afiliación a la CNT en los puertos durante la Segunda República

El asociacionismo sindical tuvo, de 1900 a 1936, dos grandes etapas en A Mariña. La primera concluyó con la Dictadura de Primo de Rivera y en ella tuvieron gran influencia los sindicatos de tipo católico ?con base en Mondoñedo y con la figura sobresaliente de Antonio Maseda Bouso- y las ideas emanadas de la Revolución Rusa. La segunda se inició en 1931 y terminó en 1936, abarcó el período republicano y se caracterizó por el gran dinamismo social y por la pluralidad del movimiento asociativo en lo político, en lo sindical y en lo cultural.

La expansión del sindicalismo provocó una alta afiliación de trabajadores en la comarca. Solo el sindicato anarquista CNT contaba en 1936 en los puertos de A Mariña con 1.100 afiliados, según historiadores como Eliseo Fernández o Dionisio Pereira. En

O Vicedo, un sindicato de pescadores vinculado a esa central disponía de 100 asociados, una cifra similar a la que tenía la agrupación marinera de San Cibrao y que en los puertos de Foz y Burela alcanzaba la cifra de 200 en cada uno.

En Viveiro, donde era mayoritaria la UGT, la implantación de la CNT tenía su punto fuerte sobre todo en las minas de A Silvarosa y, en menor medida, en las fábricas de Celeiro (250 afiliados) y la industria del automóvil de Chavín. Tenía como figuras más representativas al presidente de la agrupación local, Andrés Vale Blanco, O Moreno de Covas, a Manuel Rodríguez Lago, O Roxo de Viveiro, Tomás Álvarez Insua y, entre otros, a Jesús Bellas Cao.

En Ribadeo también era mayoritaria UGT a través de la sociedad La Prosperidad, pero existía también una agrupación libertaria en torno a 200 socios.

La presencia del sindicato anarquista en otras localidades de A Mariña era más bien nula ?Barreiros, Trabada, O Valadouro- o escasa: en Mondoñedo a través del Partido Sindicalista; en Lourenzá por medio de esta formación en Arroxo; y en A Pontenova, donde era mayoritaria UGT, con una pequeña representación en Vilaodrid.